La catástrofe de los incendios forestales en Chile ha levantado un sentimiento común en la gente: el peligro ecológico que representan los monocultivos forestales y la necesidad de restaurar el ecosistema con especies nativas. El grito de “A Reforestar con Nativos” se ha escuchado fuerte estos días y ya se han sumado muchas iniciativas de este tipo, incluyendo algunas impensadas que provienen desde las mismas forestales o desde el gobierno. ¿Es posible reforestar Chile con Nativos? ¿Serán efectivas las propuestas que están naciendo? ¿Realmente se puede lograr algo?
A la Reforestación Nativa de Santiago, se han sumado otras iniciativas ciudadanas autoconvocadas en distintas ciudades de Chile: Chillán, Curacaví, Rancagua, Viña del Mar, Coquimbo, San José de Maipo, Quillota, San Fernando y Curicó, entre otras que se siguen articulando. Los habitantes de estas ciudades ya han decidido tomar cartas en el asunto y reforestar con árboles nativos con sus propias manos. Pero además se sumó un par de planes de reforestación de los que no estamos seguros qué pensar. Por una parte el gobierno anunció que formará una Comisión de Expertos para planificar una restauración en las áreas afectadas por incendios, sólo en terrenos fiscales, la que estaría liderada por CONAF. Pero además la empresa forestal CMPC de la familia Matte -la misma de la colusión del papel y que pagará míseros siete mil pesos a l@s Chilen@s por décadas de saqueo y robo, la misma que tiene el sur de Chile sin agua y sumida en incendios por sus monocultivos forestales- anunció que plantará 500 mil árboles nativos.
Reforestando la Plantación, números que no cuadran
La ya mencionada y nefasta empresa CMPC, del grupo Matte, anunció hace unos días que reforestará parte de sus predios quemados, con 500 mil árboles nativos. Este número podría sonar muy alto, pero si consideramos que en promedio un bosque nativo tiene una densidad de 5000 árboles por hectárea, esto alcanzaría sólo para reforestar 100 hectáreas, asumiendo que quisieran recrear un bosque en sus condiciones naturales y óptimas, como deberían. Pero incluso si la densidad fuera menor y se plantaran 1500 árboles por hectárea, esto alcanzaría para un poco más de 330 hectáreas reforestadas en total.
Si consideramos que se cifra en casi 600 mil hectáreas quemadas en todo Chile durante la catástrofe de los incendios, 300 hectáreas correspondería a un mísero 0,05% que sería restaurado. Si además consideramos que la empresa CMPC (Matte) y su par Arauco (Angelini) más otros productores, durante más de 40 años crearon casi 3 millones de hectareas de plantaciones de pino y eucalipto (de las cuales solo 40 mil fueron afectadas por los incendios) talando para ello millones de hectareas de bosque nativo, haría falta mucho más que 500 mil árboles para compensar el gran daño hecho al ecosistema chileno.
Se entiende entonces que este apoteósico ofrecimiento no es más que un intento de lavado de imagen (De la misma forma que Luksic y Angelini lo hacen arrendando el Supertanker) de una de las empresas que más ha dañado el ecosistema nativo en Chile. Sin embargo queda la duda de otras oscuras intenciones que las empresas puedan tener y que aún no nos damos cuenta.
El país que se convirtió empresa
Y mientras el gobierno de Chile prepara también una campaña de reforestación nativa en terrenos fiscales, recordamos otra campaña protagonizada por CONAF y cómo se gestó el modelo que hoy nos incendia.
“Plantamos una vez un árbol y creció un país”. No es coincidencia la fecha elegida para repartir este folleto. Entre el 11 de septiembre de 1973 y el de 1979 habían crecido 750 millones de árboles, 1124 desaparecidos 54 de los cuales eran niños, otros varios miles torturados, exiliados y detenidos ilegalmente. El estado fue desmantelado y vendido por chauchas. La misma CONAF fue regalada al yerno del tirano. Julio Ponce Lerou, casado con María Verónica Pinochet. Durante estos años privatizó complejos madereros y fundos, como las 543 hectáreas del Fundo Panul que fueron traspasadas desde el Estado a la familia Navarrete Rolando por 1 millón de pesos, en 1977. Se enajenaron territorios ancestrales y tierras campesinas para ser entregados a grandes empresarios forestales, con suculentas subvenciones para plantaciones masivas de especies exóticas con la finalidad de producir celulosa y papel.
En el año 1979 CONAF realizó una campaña en la que invitaba y enseñaba a cómo sembrar semillas de pino insigne repartidas junto a un díptico informativo. |
El país creció bajo estos árboles, con un modelo salvajemente extractivista, monolítico, monopólico, monocultivado. Creció el acceso a la deuda y se le llamó a eso desarrollo, sin industria, sin manufactura, donde se venden astillas y se compra papel, se vende cobre y se compra de vuelta en forma de tecnología. Se vende el litio y se compran pilas.
Esta campaña es un extraño llamado a la acción y no sólo al consumo, invitando a compartir, plantar pinos en plazas, cerros o jardines, para tener un arbolito de navidad en el futuro próximo. Un llamado para hacernos parte y cómplices del modelo forestal empresarial.
Nosotr@s somos l@s hij@s de la generación del folleto, pero no es próspera la patria saqueada por un modelo productivo irracional, no es hermosa la monotonía controlada de las plantaciones forestales.
Reforestación con Intereses
Y junto con el gobierno, existen diversas fundaciones, coorporaciones y ONG que salen al llamado de la reforestación. En este caso son las encargadas de juntar al mundo político-empresarial con la sociedad civil. Así se coordinan las ayudas y donaciones, (también en un intento de limpieza de imágen), de varias empresas, las cuales mediante la ley de donaciones aportan a estas organizaciones para así eludir el pago de impuestos.
Mientras que por otra parte, las campañas de reforestación de algunas fundaciones, además sirve de posicionamiento para empresas que se desempeñan preceisamente en el negocio de la reforestación. Ese que a través de licitaciones públicas se adjudican millones de pesos en “Reforestar” parques -muchas veces como medida de compensación de alguna empresa extractivista o inmobiliaria- en los cuales se suele plantar un Monocultivo de Quillayes, pobremente cuidados, sin seguimiento alguno y que terminan siendo un verdadero cementerio de mangas de riego y protecciones plásticas.
Reforestaciones Autoconvocadas
Reforestación fallida en Parque Mahuida |
En contraste a estas campañas de reforestación que se confunden con trucos publicitarios, existen otras iniciativas que buscan una ayuda real para el ecosistema dañado. Organizaciones civiles autoconvocadas se han estado levantando en todo Chile para comenzar a planificar una Restauración Ecológica que sea exitosa y un real aporte para el ecosistema nativo.
Sin embargo, la tarea es muy dura. Conforme pasan las semanas los movimientos autónomos de reforestación se han dado cuenta de la gran complejidad que tiene una restauración ecológicamente correcta, sumado al complejo escenario político y legal en el que esta estaría inmersa. Sin ir más lejos una gran pregunta aún sin respuesta es ¿cómo logramos reforestar con nativos en terrenos privados de empresas forestales? La respuesta raya en la utopía de exigir al estado la prohibición de la industria maderera con especies exóticas (o la exigencia de un cambio de modelo económico).
Pero independiente de este complejo escenario, son otras dudas técnicas las que comienzan a surgir en una numerosa masa de gente que quiere impetuosamente buscar soluciones lo antes posible. Soluciones que a veces se confunden con seguir tendencias virales como plantar un "árbol mágico que salvará al mundo" que puede terminar siendo el nuevo negocio forestal y traer aún más problemas, o el bombardeo aéreo de semillas que de no hacerse bien, probablemente nunca germinen y sea un esfuerzo inútil.
Son muchísimas las personas que quieren actuar, pero muy pocas las que saben cómo hacerlo de forma en que el esfuerzo no sea en vano. ¿Cómo y dónde recolectar las semillas? ¿Qué tratamiento pregerminativo hay que hacerles? ¿Cuando es la época de sembrar? ¿En cuanto tiempo estarán listas para el transplante? ¿En qué época reforestar?, son preguntas para algunos lógicas y para otros demasiado rebuscadas cuando existe una gigantesca población de personas que ni siquiera saben reconocer las especies de su entorno autóctono.
Ante esto existen dos caminos:
El lento, llevado a cabo principalmente por el ámbito científico, profesionales y expertos del área, que plantean la restauración ecológica de la forma más científicamente correcta, en base a estudios, papers y experiencias en terreno. Este camino significa realizar estudios para determinar el estado en que quedó el suelo tras los incendios, recolectar semillas de forma selectiva de variedades específicas, realizar tratamientos pregerminativos y viverizarlas de modo de adaptarlas a las condiciones extremas de donde será finalmente plantado. Este intento de seguir al pié de la letra la sucesión ecológica de forma artificial y cientificamente correcta puede tardar años, incluso décadas en dar frutos, pero ciertamente sería efectivo en el largo plazo.
Y El rápido (que a la larga es el más lento), es el que la mayoría de la gente sin el conocimiento ultra específico anterior, puede y quiere realizar. Estas ganas de ayudar rápidamente sí pueden ser usadas plantando árboles nativos, ya crecidos y listos para transplante, en áreas urbanas como parques y plazas. Acompañado de una muy necesaria campaña de educación ambiental, con talleres que busquen informar a la población sobre su propio ecosistema y las especies que este alberga.
Ninguna de estas dos opciones será seguramente la que termine ayudando a restaurar todas las áreas quemadas, pero tampoco se contrapone una con la otra, son complementarias, dependen una de la otra y juntas sí pueden lograr algo. No se puede restaurar un ecosistema sin el conocimiento científico, pero tampoco se puede mantener esas obras de restauración sin una sociedad empoderada de su territorio.
Los incendios causaron gran daño a nuestro ecosistema nativo. Reforestarlo no significa nada si viene de un Estado que ha amparado el saqueo ambiental durante largas décadas, ni mucho menos si viene de las mismas empresas depredadoras con números que no harán realmente ningún cambio. La reforestación puede ser un buen negocio para algunos, pero somos la Comunidad Consciente los que buscamos un cambio real y un aporte significativo a nuestro ecosistema, pero si queremos restaurarlo como se debe, debemos conocerlo bien.
Amigas y Amigos, l@s invitamos este SÁBADO 11 DE FEBRERO A LAS 18:00 HRS. EN EL BOSQUE PANUL Para una CAMINATA-TALLER básico de reconocimiento de especies nativas, donde conoceremos en vivo y en directo la Flora y Fauna del Bosque Esclerófilo de la zona central, su historia natural y su Sucesión Ecológica.