El pasado domingo 16 de noviembre realizamos una nueva jornada en el Huerto de
l@s Abuelit@s, en la que realizamos la primera cosecha junt@s, y donde el
trabajo realizado finalmente dio sus frutos. Nuestra amiga Claudia Alvarado nos
cuenta como fue la experiencia de participar en este bello proceso:
Comenzamos este proyecto hace
ya varios meses, al terminar el otoño, principios de junio. Aquella vez nos
reunimos con l@s chic@s de Germina La Florida, quienes convocaban a una minga con el objetivo
de intervenir este espacio, en el hogar de ancian@s de Recoleta, con una
huerta. Para mí fue algo fascinante, venir a Santiago y encontrarme con gente
que estaba sembrado en uno de los espacios más reprimidos por el hombre a
través del cemento. Todos con la visión de crear una huerta comestible y
medicinal para las personas que conviven en este lugar.
Fue una primera jornada de mucho
trabajo, luego tuvimos la voluntad de seguir al cuidado de lo que habíamos
sembrado. Nos dedicamos semana a semana a venir a este espacio para continuar
con la intervención, a seguir trabajando, a ver el crecimiento de las plantas y
el crecimiento de nosotr@s mism@s.
De a poco se incluyeron a l@s
abuel@s de este espacio, los fuimos invitando. Una de la personas que nos ha
colaborado ha sido Jaime -uno de los abuelitos del hogar- es él el que se
preocupa de regar la huerta.
Con el paso del
invierno nos fuimos dando cuenta de los problemas de este lugar, uno de ellos
es la gran comunidad gatuna que vive en este espacio. Alrededor de 20 gatos abandonados
en el hogar de ancian@s, que los mismos vecinos vienen a abandonar y que se
adaptan rápidamente, ya que existen personas preocupadas por la alimentación.
Como le hace Guillermo, al que le ha servido como terapia a su fobia al
contacto y la señora Bernarda, funcionaria del hogar. Nos involucramos en este
problema realizando unas jornadas de esterilización en conjunto con Laura,
amiga veterinaria, y funcionarias del hogar.
Continuamos con
la ayuda en pro de este lugar. El pasado domingo nos volvimos a reunir, los
abuelos comenzaron a llegar de a poco. A pesar del calor se unieron a nuestro
trabajo, la cosecha de los frutos que crecieron durante este tiempo. Nos
encontramos con habas, lechugas y otras hortalizas que aún están en crecimiento.
Al desgranar las habas y compartir nísperos, vienen las conversaciones y los agradecimientos por esta intervención.
También se incorporaron
abuel@s que no conocían este espacio dentro del hogar, le contamos lo que
estamos haciendo y lo que ell@s pueden hacer en este espacio. La idea les gusta
mucho, les gusta estar en contacto con la naturaleza, ya que muchos crecieron
sumergidos en la madre tierra. Es el caso de Flora, sus ojos se cansaron, pero
puedo oler el romero y tocar las habas. Ella es la más contenta, nos cantó una
de sus canciones favorita, “La Jardinera” de Violeta Parra. Flora nos comparte
sus conocimientos, nos cuenta como era su tierra, sus secretos. Nos dice: “nunca
hay que sembrar con luna llena ni en luna nueva, siempre en luna creciente o
menguante, así los frutos son mejores”. Sabiduría que encontramos en estas personas
que remueven sus recuerdos y con sencillez lo entregan.
El espacio está a
nuestra disposición, las personas que tengan la inquietud de conocer, de
contribuir con este proyecto bienvenidos son. Hay mucho por hacer en este lugar,
porque el bienestar de estas personas depende de nosotr@s, del que quiera ir a
compartir unas horas de su día con ell2s. Queremos seguir alimentado la raíz de
estos abuel@s, la memoria de la siembra, el recuerdo de la cosecha, que
probablemente hacían con sus padres, con sus hijos.